En la fachada posterior del ayuntamiento sevillano, se proyectan durante la tarde-noche de cada día de diapositivas con motivos navideños. La Plaza de Sen Francisco se llena al completo para ver estas proyecciones. Afortunadamente el tiempo está acompañando a las Fiestas.
La tradición de montar un Portal de Belén en casa creo que se pierde en la memoria. No se desde cuando arranca esa tradición aquí en España. Sin duda debe ser antiquísima, se podría averiguar aproximadamente desde cuando, pero que mas da, lo cierto es que es muy antigua. Quien no recuerda de niño el portal que montaba en casa. O el que montaba el vecino, que tenía agua natural y todo. Y quien no visitaba de niño, y por supuesto ahora también de mayor, esos Belenes que se montan en Parroquias, Hermandades, entidades de Bancarias y otras, en San Juan de Dios, etc. Son tantos los que se montan, sin ir mas lejos, aquí en Sevilla, que nunca terminamos de verlos todos. Pero los que son meritorios son aquellos que montamos en nuestras casas. Unos son grandes y muy completos y otros son mas humildes. Lo importante es no perder la tradición. Y allá donde no hay gente menuda, la tradición se sigue montando únicamente el Misterio. Que al fin y al cabo es el eje central de la celebración. Y ese es mi caso. Y en un pequeño rincón, pero siempre en un lugar preferente de la casa, allí monto mi particular Portal de Belén. Que como se puede observar consta de lo esencial. El niño, San José, la Virgen, los Reyes en adoración y la mula y el buey. ¡¡Acaso no está completo!!. Este año, una vez mas está expuesto. Esperemos seguir la tradición muchos años más.
Ayer lunes había un extraordinario ambiente en todas las calles del Centro de Sevilla. Aquí vemos un aspecto del Mercadillo de Belenes y motivos navideños, muy animado y con mucho público comprando figuritas y otros utensilios propios, para montar el Portal de Belén casero, para que no se pierda la tradición española de montar el Belén.
La Avenida de la Constitución, donde las terrazas de bares y cafeterías estaban llenas de público.
Otro aspecto de la Avenida donde la gente ocupaba en su paseo, carril bici, vía del Metro-Centro y toda la anchura de la avenida. A las bicicletas le costaba trabajo circular entre tanta gente.
La Giralda, siempre iluminada, realza la luminosidad de la noche sevillana.
Siguiendo con la visita a las cubiertas de la Catedral. Bien acesorados por el profesional encargado de guiar la visita, ésta era muy ilustrativa. No solo resultaba amena por la abundante información que senos proporcionaba, sino que además, secomplmentaba con unas vistas inéditas de Sevilla.
En este vídeo vemos parte de las cubiertas de la Catedral de Sevilla, durante un fructífera visita realizada el 14 de Octubre. Visita que supo a poco por lo bien guiada que estuvo y por la maravilla que se oculta en la parte alta del templo catedralicio. Es algo que todo sevillano debe conocer. Ahora se puede acceder en visitas programadas.
Paseo por la Plaza de España de Sevilla en la mañana del domingo 25 de Septiembre de 2011. En mañana espléndida de temperatura y ambiente.
Siempre es agradable pasear por la Plaza de España y ahora recien rescatada del abandono que había tenido durante los útlimos años, mas aún. A todos los sevillanos que ya tenemos unos años, nos trae un grato recuerdo esta Plaza de España. Quien, cuando era niño no se ha montado en el carrtio tirado por un burrito y ha dado una vuelta alrededor de la fuente central. Quien ya siendo joven no ha paseado montado en una de las barcas de la ria. Quien cuando daba sus primeros pasos de la mano de alguna amiga o chavala, no se ha sentado en un banco de cualquier provincia española, para charlar o simplemente mirarse a la cara.
Cuanto bueno encierra esta Plaza de España para los sevillanos. Y cuanto bueno expone a la vista de todo aquel que la visita por primera vez. Sin duda es de los pocos lugares que encanta al visitante nada mas poner los pies en ella. Por eso cuando lo sevillanos la visitamos de vez en cuando, nos llena de nostalgia y alegría. Es un orgullo tener un monumento que con menos de un siglo de existencia, sea un escaparate de la Sevilla contemporánea. Lástima que sea de los últimos monumentos que se puedan contemplar con la admiración que se contempla. Los que le vienen sucediendo no llegan a tal altura.
Resulta cuando menos chocante, leer que en el siglo XXI se hagan unas obras y en el desarrollo de las mismas, se encuentren unos restos de hormigón de una construcción anterior, que apenas cuarenta o cincuenta años antes habían sido derruida. Al encontrar estos restos se plantea la incógnita de a qué obra correspondía. Y era una obra que apenas unos cincuenta años antes había estado en pleno funcionamiento. Me cuesta trabajo pensar, que nadie al ser descubiertos los restos, saliera al paso para despejar las dudas de aquellos a quienes el hallazgo había sorprendido. Porque puedo entender que el descubridor no sepa nada al respecto. Pero ante un hallazgo de cierta importancia, y en este caso no es por su valor ni arquitectónico, ni histórico, ni monetario, simplemente el desconocer que poco tiempo antes (cincuenta años) en ese lugar hubo una construcción importante. Construcción que por los motivos que fueran tuvo que ser demolida. Lo cierto es que en Septiembre de 2006, y cuando hacen unas obras de reforma, para mejorar la carretera que une Sevilla con La Puebla del Río, a la altura de San Juan de Aznalfarache, para construir un paso inferior, aparecen unos cimientos de hormigón. Al tropezar con ellos todo el mundo sorprendido por aquello.
Es sorprendente que nadie en ese momento recordara o informara a qué correspondían esos cimientos de hormigón encontrados por sorpresa. ¿Es que nadie del lugar recordaba que apenas cincuenta años antes, en ese mismo lugar había un importante muelle de carga de mineral?. Cuesta trabajo creerlo. Si se encuentran unos restos romanos, árabes, tartésicos, etc., rápidamente los especialistas sitúan la fecha con una exactitud casi milimétrica. Aquí, en 2006 de encuentran unos cimientos de hormigón que se habían construido a principios del siglo XX, manteniéndose por mas de cincuenta años en plena actividad y a principios del siglo XXI, nadie sabe nada de esos restos de obra. Los técnicos que lo hallaron no saben nada al respecto.
Sí, se trataba del embarcadero de mineral que se construyo en la margen izquierda del Rió Guadalquivir, a principios del siglo XX en San Juan de Aznalfarache, a muy pocos kilómetros del puerto y ciudad de Sevilla. En este embarcadero terminaba el Ferrocarril de vía estrecha, que desde Minas de Cala (Huelva) trasladaba el mineral para ser embarcado directamente en San Juan de Aznalfarache.
Dicen que las buenas costumbres no se deben perder. Por supuesto que no.
Aquí, en Sevilla las buenas costumbres afortunadamente se puede decir que todavía perduran. Pero al igual que ocurre en todas las ciudades cuando se hacen grandes, estas se van perdiendo. Hoy me da por comentar esto porque me ha llamado gratamente la atención un hecho muy simple, pero muy hermoso del que he podido ser testigo esta mañana. Hoy tomo el Metro en su estación origen en el Aljarafe, allí normalmente cambian de conductor. Al entrar el conductor en el vagón nos da los "buenos días" a los viajeros que estábamos sentado y próximos a la cabina. Que cosa mas simple y sencilla. Las tres o cuatro personas que allí estábamos contestamos "buenos días". El hombre abrió su cabina y se metió en ella. Y....feliz viaje. No ha sido una casualidad, este gesto ya lo había advertido en dos o tres ocasiones anteriormente. Por eso me complace comentarlo. Es reconfortante ver que todavía el conductor del METRO al entrar a su trabajo da los buenos días a los viajeros. Me vino a la memoria la década de los setenta que me tocó vivir en Madrid, donde no se expresaban estos buenos deseos ni los vecinos en la misma escalera. En las grandes urbes estas buenas costumbres se pierden, las toman como catetadas. Si en Madrid a un conductor del Metro, al entrar a su cabina se le ocurre dar los "buenos días" a las personas que allí estén, seguro que no faltará el tonto de turno, por no decir gilipollas, que ponga una queja a la Compañía por desconsideración del conductor hacia los viajeros, acusándolo de atribuirse ciertas confianzas con los mismos. No digo ninguna tontería, alli hay gente para todo. Y sobre todo hay gente, mucha gente, que ese gesto tan simple y al mismo tiempo tan hermoso lo consideran y contemplan como signo de incultura. !!Que lástima!! !!Verdad que dan pena!!
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